El Ocelote, el gato de Salvador Dalí

El Ocelote, el gato de Salvador Dalí

El gato de Salvador Dalí

El ocelote es pertenece a la familia de los felinos, actualmente está catalogado como un animal en peligro de extinción por la Norma oficial Mexicana, al parecer cuando fue el gato de Salvador Dalí, este no estaba aún en peligro de extinción.

El ocelote tiene un pelaje semejante al del jaguar, sus proporciones óseas son menores y recibe su nombre del Náhuatl ocelotl que significa jaguar, aunque también es conocido como jaguarcito, trigrito; su nombre científico es Leopardus pardalis.

Tiene los ojos pequeños y de distintos colores, tiene las orejas con puntas redondeadas y llega a pesar en promedio entre 8 a 18 kilos y mide de 68 a 100 centímetros, aunque algunos ocelotes, pesan y miden más.

Suelen encontrarse desde el este de México hasta el norte de argentina, pueden vivir en diferentes hábitats, pero prefieren la densidad vegetal.

Los ocelotes, al igual que los gatos, son animales solitarios y no suelen socializar entre ellos de no ser por la época de reproducción, además son sumamente territoriales. El periodo de gestación fura entre 73 a 89 días y una vez que tiene a sus felinos, cambia constantemente de madriguera para protegerlos.

El Ocelote, el gato de Salvador Dalí
El Ocelote, el gato de Salvador Dalí

Salvador Dalí

Fue un pintor, escultor grabador, escenógrafo y escritor español del siglo XX, se considera uno de los máximos representantes del surrealismo, también fue un amante de los gatos.

La excentricidad con la que vivía lo llevó a compartir su vida con un felino en particular, un ocelote llamado Babou, este ocelote lo adquirió en Colombia en la década de los 60, viajaba con él, iba restaurantes, y lo paseaba, con una cadena de oro.

Una vez, cuando viajó en un crucero al SS France y compartían suite en el Hotel Palace y un día Babou escapó por la ventana provocando pánico ente los huéspedes.

Otra ocación Babou en el Hotel Le Meurice, hizo destrozos en las alfombras persas y las cortinas.

Otra particular anécdota fue cuando apareció con él en un restaurante en Manhattan asustando a todos los comensales del lugar, Dalí, se acercó a ellos diciéndoles que era un felino domesticado y que su aspecto de pequeño leopardo se debía a que él mismo había pintado la piel para que así pareciera.

No olvidemos que cualquier felino más grande que un gato, requiere atención especial y un lugar único para vivir, evita adquirir animales en peligro de extinción.
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